jueves, 30 de junio de 2011

Cuentos Cortos

Cordura

Me mira, de eso estoy seguro. Cada vez que cruzo la sexta por Jorge Calle tengo la sensación de que esa propiedad tiene vida. Que algo se oculta en su interior y mide cada uno de mis movimientos.
A veces, cuando anochece con el cielo nublado, pareciera que un extraño color rojizo la cubre dándole una extraña sensación de vida. En otras ocasiones, cuando la luna da de pleno en ella, pareciese que algo saldrá de su interior dispuesto a atacarme.
Me parece tan agresiva.....
¡No pasare mas por allí!... ¡Cruzaré por Aguado de ahora en adelante!.
Al fin y al cabo la otra casa que hay por esta calle no me parece tan amenazante......

Temores...

Ya no sentía temor a caer en la desgracia económica, a que vendieran sus cosas, a que remataran sus bienes. Tampoco temía a la limosna, ni mucho menos a los planes de ayuda del gobierno de turno. Solo le inspiraba un profundo temor el aceptar y adoptar esa nueva forma de vida. Estaba acostumbrado a ser libre y a llevar una vida digna, tomando sus propias decisiones.

Paranoia

Se despertó sobresaltado, con esa angustia de saber que lo perseguían, que lo querían ver muerto.
Se daba cuenta de esto cuando recorría los atestados pasillos del Mercado Central, cuando sentía que lo observaban desde lo alto del antiguo edificio del ex banco hipotecario.
Pero esta vez era distinto.....
Esta vez sentía el aroma de la muerte que lo llamaba a susurros, que lo invitaba a acercarse y probar su lecho, sus besos y sus caricias.
Su paranoia pudo más y simplemente se marcho dejando sin efecto esa mortal trampa para roedores.


Los mudos y los que no quieren ver

Algo está matando a la gente del sur. El cáncer se esta llevando sus vidas.
Y nadie dice nada...... Y nadie ve nada.....

Alicia en el País...

Su imagen en el espejo, sus charlas con su reflejo, sus diálogos sin sentido.
Todo el amor a mi madre y mi odio a ese tal Alzheimer.
A su fantasma maldito que me aguarda en el espejo......

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